Si todas las niñas del mundo contaran la historia de su vida, seguro que cada una de las historias sería única. ¿Qué puede tener en común una niña de Ghana con una niña de Perú o Pakistán? La respuesta es, simple, los desafíos que enfrentan a lo largo de su camino desde la juventud hasta la edad adulta.
Las últimas dos décadas estuvieron marcadas por una generación de niñas activas que han podido romper barreras como el matrimonio infantil, la desigualdad en el sistema educativo, la violencia, la justicia climática y el acceso desigual a los servicios de salud. Durante las últimas dos décadas, las niñas imparables han tomado la imagen del desarrollo como lo conocemos hoy. Esta imagen muestra que la mayoría de ellas terminan la escuela, se casan y se convierten en madres a una edad mayor.
Sin embargo, este progreso no ha sido equitativo para ellas.. Las niñas que enfrentan pobreza, que viven en entornos humanitarios o que forman parte de grupos tradicionalmente discriminados todavía enfrentan desafíos extremos. Por ejemplo, 6 de cada 10 países de todo el mundo discriminan los derechos de las hijas a heredar tierras y bienes en la ley o en la práctica. Normas sociales como esa limitan la capacidad de desarrollar y acumular activos sociales y productivos y de lograr mejores oportunidades laborales, educativas o empresariales. Suponiendo que las niñas accedan a todas estas oportunidades, se necesita un componente que asegure su bienestar (habilidades sociales).
Aunque menos niñas se casan antes de los 18 años y dejan de ser madres en la adolescencia, el riesgo de que adquieran infecciones de transmisión sexual sigue siendo alto en un contexto donde el acceso a la educación y los servicios de salud es limitado. Entre 1995 y 2020, la proporción de adolescentes entre 15 y 19 años que usaron métodos modernos de planificación familiar aumentó del 36% al 60%.
Es decir que todavía 4 de 10 aún no ve satisfechas sus necesidades de planificación a través de métodos modernos.
Además de lo anterior, a pesar de los avances relacionados con el VIH, la carga más alta de la enfermedad sigue siendo para las adolescentes entre 10 y19 años. Alrededor del mundo, casi 1 millón de adolescentes viven con VIH. En África subsahariana, tres de cada cuatro nuevas infecciones entre jóvenes se producen entre adolescentes mujeres de 15 a 19 años.
Aunado a lo anterior, el riesgo de violencia en las aulas, los hogares y las comunidades sigue siendo más alto para las niñas que para los niños. Aproximadamente 13 millones de niñas han experimentado violencia sexual a lo largo de su vida. La mayoría de ellas nunca busca ayuda la mayoría de las veces debido al stigma y al miedo que esta situación les produce y a la falta de apoyo emocional y legal. Para quienes viven en situaciones de conflicto y desplazamiento, el riesgo es mayor.